La insurgencia cívico-militar del 4 de febrero de 1992, comandada por Hugo Rafael Chávez Frías, partió la historia de cuatro décadas de ignominia y traición por parte del llamado pacto de elite que entregó al país al imperialismo de Estados Unidos.
Las clases dominantes con operadores políticos como AD y Copei, empresarios, alto clero, alto mando militar y un Congreso que legislava contrario a los intereses del pueblo se adueñó del poder económico, político y entregó nuestros recursos naturales a empresas transnacionales.
En el plano social creció el desempleo, la inflación, el acaparamiento y la especulación, mientras el desempleo aumentó a la par que el trabajo informal, la exclusión de las mayorías llevó a la pobreza extrema y a la delincuencia en todas sus manifestaciones como la venta de drogas. La educación estuvo cerrada a la juventud, la deserción escolar se elevó considerablemente.
La política represiva también estuvo presente con asesinatos selectivos, presos políticos, la corrupción llegó al infinito donde estaban implicados altos funcionarios gubernamentales y de la burguesía.
Y lo más criminal fue el llamado «Caracazo» que dejó miles de muertos de nuestro pueblo donde se utilizó a la Fuerza Armada y demás cuerpos represivos para salvar la «democracia» de la burguesía.
Contra este estado entreguista, corrupto y criminal surgió la insurrección civico-militar dirigido por el comandante Hugo Chávez con un grueso de jóvenes militares cuya consigna fue salvar la patria.
Hoy 33 años después tenemos paz, libertad y soberanía y construimos la democracia popular en camino al Socialismo.
Chávez junto al pueblo y militares patriotas juraron vencer como Ribas en La Victoria.
Guaicaipuro, Bolívar, Ezequiel Zamora y quienes siguieron su ejemplo como los combatientes guerrilleros surgidos desde la década de los 60, dicen presente y con Fabricio Ojeda gritan» Por la patria y por el pueblo viva la Revolución». Viva Chávez y la Revolución Bolivariana.
Prensa TSS